Declaración de la delegación “Madres por la Paz” ante la amenaza de invasión del Norte de Siria por Turquía

Desde el inicio de la guerra en Siria, los medios de comunicación occidentales han venido informando de batallas, destrucción y masacres. Ayer mismo, la prensa internacional se hizo eco de la decisión del presidente Trump de dar luz verde a Turquía para que invada el norte de Siria, que podría provocar una escalada del conflicto que ha entrado ya en su noveno año. Sin embargo, esta misma prensa apenas ha mencionado la revolución social democrática que se desarrolla en el norte de este sufriente país desde 2012.

Hace un año, en octubre de 2018, un grupo formado por siete mujeres de cuatro países europeos visitamos el norte de Siria -la región conocida con el nombre kurdo de Rojava-, con el respaldo de organizaciones feministas de nuestros países de origen. Nuestro objetivo era conocer los cambios sociales impulsados en Rojava, los avances en igualdad de género liderados por las organizaciones de mujeres y comprobar de primera mano la situación de los desplazados de Afrin. Y, a nuestro regreso, difundir lo aprendido y generar redes de solidaridad con las gentes del norte de Siria. La primera parte del objetivo quedó cumplida gracias a la generosidad y compromiso de nuestras anfitrionas. Nuestro cometido aquí está en marcha, sabemos que es un viaje de largo recorrido.

Desde nuestra visita a Rojava, se han producido acontecimientos relevantes en la zona, y sin duda, el de mayor repercusión fue la derrota de Estado Islámico (ISIS). Doce mil jóvenes -cementerios llenos, como en Verdun-, han dado su vida para liberar al mundo del terror y la inhumanidad. Ahora, este pueblo sacrificado se encuentra solo, sin apoyo exterior, ante la ingente labor de mantener el campo de Al Hol, donde viven más de 70.000 combatientes de ISIS y sus familias, muchos de ellos extranjeros cuyos países de origen se niegan a responsabilizarse de sus ciudadanos que se unieron al califato. La Autoadministración Democrática del Norte y Este de Siria (ADNES) no escatima esfuerzos para encontrar una solución a esta crisis humanitaria, a la vez que lanza una campaña para la creación de un tribunal internacional que juzgue los crímenes de ISIS. Las gentes del norte de Siria saben que no puede haber paz sin justicia.

Si este año se ha caracterizado por algo, ha sido por la recurrente e insidiosa amenaza de invasión de Rojava por parte de Turquía. El presidente Trump acaba de dar luz verde a la operación de exterminio del Estado turco, que parece inminente. El presidente Erdogan insiste en la necesidad de una zona de seguridad al sur de la frontera turco-siria, acusando de terrorismo a las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), las mismas que han luchado contra ISIS hasta su derrota. Mientras que la propia Turquía, que en un tiempo armó y facilitó el acceso de combatientes al califato, arma y sostiene hoy a las hordas yihadistas que ocupan Afrin y han provocado un éxodo de más de 200 mil personas. No es el terrorismo lo que preocupa a Erdogan, sino que el éxito de la nación democrática contagie las ansias de libertad al pueblo kurdo-turco. El cambio demográfico que pretende en esta zona -expulsar a la población kurda y repoblar con refugiados sirios de origen árabe- se llama crimen contra la humanidad.

Por otra parte, la creación de un Comité Constitucional bajo los auspicios de la ONU, encargado de redactar una nueva Constitución para Siria, pudiera parecer un paso hacia el final del conflicto, pero el veto de Turquía a la inclusión de la ADNES en dicho Comité cierra la puerta a una verdadera reconciliación. Las SDF controlan el 30% del territorio sirio y han demostrado que, en los territorios que han liberado, se va asentando una nueva forma de organización, democrática, inclusiva, paritaria -igualdad de género en roles de responsabilidad- y centrada en solucionar los problemas diarios de la población mediante la autogestión. Sin la participación de todos los componentes de Siria, las decisiones que adopte el Comité Constitucional serán parciales y, por tanto, ineficaces.

El pueblo del norte de Siria quiere una nación democrática, y para ello ha creado instituciones que representan al crisol de etnias y religiones que componen esta sociedad; y este cambio radical está liderado por las mujeres, que han logrado ya la paridad en las instituciones y avanzan sin descanso hacia la superación del patriarcado y la igualdad de género. A pesar de las dificultades derivadas de la guerra, de la destrucción de infraestructuras, del agostamiento de los campos y la hostilidad de los países vecinos, las gentes de Rojava trabajan para construir una sociedad ecológica que les permita reconstruir su país de forma duradera, promoviendo la educación y defendiendo su cultura como puntales de un futuro de convivencia para toda Siria.

Democracia, inclusión, paridad y armonía con la Naturaleza son los objetivos del pueblo del norte de Siria. Tras siete años de lucha, los resultados comienzan a florecer y no renunciarán a ellos. Si este pueblo es atacado, se defenderá con los medios a su alcance. Como la rosa, sus espinas son su autodefensa, no buscan la agresión.

Como mujeres y madres, testigos de los avances sociales que se desarrollan en la ADNES y defensoras de la vida libre en igualdad, hacemos un llamamiento a las organizaciones feministas y asociaciones de mujeres, así como a todas las personas que aún creen que una sociedad justa y en paz es posible, para que:

  • Exijan a gobiernos e instituciones políticas que muestren su repulsa a la invasión del norte de Siria por parte del gobierno turco;
  • Denuncien la actitud beligerante del presidente Erdogan contra el pueblo kurdo, y reclamen el fin de la ocupación de Afrin y el regreso de la población desplazada;
  • Apoyen a la ADNES en su lucha contra el terrorismo de ISIS, soliciten la ayuda de las instituciones internacionales para el sostenimiento del campo de Al Hol y apoyen la creación de un tribunal internacional para juzgar los crímenes de ISIS;
  • Aboguen ante la ONU por la inclusión del Consejo Democrático Sirio en el Comité Constitucional de Siria, a fin de lograr el consenso que ponga fin al derramamiento de sangre en Siria y fructifique una Constitución democrática e inclusiva.

¡Demos una oportunidad a la Paz!

¡No a la invasión del norte de Siria por Turquía!

¡Jin, Jiyan, Azadi!  –  ¡Mujer, Vida, Libertad!

También puede gustarte...