Carta a las organizaciones no gubernamentales acreditadas por Naciones Unidas

Desde el 9 de octubre de 2019 se han producido continuos ataques por parte del estado turco y de grupos terroristas yihadistas del autoproclamado ejército nacional en las tierras del norte y el este de Siria. Antes de que la guerra y desde los primeros días de la ocupación, muchos grupos sociales en todo el mundo esperaban una declaración y posición clara de la ONU sobre este tema. Aunque ha habido algunas declaraciones puntuales, la ONU no ha publicado la declaración esperada, exigiendo el fin de esta guerra de ocupación y tampoco ha aplicado sus mecanismos de seguridad internacional. La ONU, con 193 estados miembros, no pudo evitar esta guerra ocupacional que Turquía llama “Barış Pınarı” – fuente de paz -, una guerra que traerá inestabilidad, denigración y caos para todos los pueblos de Oriente Medio y derramará la sangre de personas inocentes. La ONU podría haber cumplido su misión y desempeñado un papel supranacional para democratizar Siria y Oriente Medio. En cambio, en sus declaraciones, la ONU se puso del lado de los intereses internacionales, convirtiéndose así, en cómplice de la guerra.

Como mujeres que vivimos en el noreste de Siria y Rojava, seguimos las declaraciones del Secretario General de la ONU desde el primer día con gran atención y comunicamos nuestros pensamientos y reivindicaciones en una carta. En la primera declaración de la ONU, dice que cualquier operación militar debe respetar los estatutos de la ONU y el derecho internacional humanitario, y que los civiles y la infraestructura civil deben protegerse a través del derecho internacional. Solo en Serê Kanî (Ras al-Ayn), el ejército turco ha llevado a cabo docenas de crímenes de guerra que violan esta declaración. Los civiles, incluidos niños, han sido atacados con armas químicas. Decenas de miles de civiles fueron desplazados de sus tierras en 1-2 días. La copresidenta del partido Futuro Sirio, Hevrîn Xalef, fue brutalmente asesinada. El cuerpo de una luchadora de las YPJ que luchó contra ISIS fue agredido de una manera que perjudicó la dignidad de toda la humanidad. En muchas ocasiones, el personal sanitario que pretendia ayudar a los heridos fue atacado, muchos fueron heridos o asesinados. En Girê Spî (Tel Abyad), tres trabajadores médicos fueron secuestrados y brutalmente asesinados por bandas yihadistas. Además, muchas personas tuvieron que abandonar sus lugares de trabajo y propiedades y convirtiendose en desplazados. Las fuerzas del estado turco en esta guerra sucia vieron la propiedad de las personas que se vieron obligadas a abandonar sus tierras como botín de guerra, saquearon y continuarán saqueando las propiedades. A la vista de todo esto, ¿cómo podemos decir que “los civiles y la infraestructura civil están protegidos”? Está claro que la ONU, que permanece en silencio ante toda la ilegalidad de esta guerra sucia, se ha puesto del lado de las leyes estatales en lugar de las leyes humanitarias internacionales. Que el “corredor de seguridad” que Turquía declara es, en realidad, una zona de limpieza étnica, ahora está claro para todos.

Mientras esperábamos que la ONU tomara medidas contra los innumerables crímenes humanitarios y de guerra, las declaraciones del Secretario General de la ONU, António Guterres, socavan la posib­ilidad de una solución política y aprueban el cambio demográfico forzado y el genocidio que podri­amos nombrar “limpieza étnica” y alimentan el odio entre los pueblos. Como mujeres que viven en esta región, esto nos enoja y preocupa seriamente. El 2 de octubre, António Guterres recibió a Recep Tayyip Erdogan en Estambul para negociar el proyecto de emplazar a los refugiados procedentes de Siria en las tierras del noreste de Siria. Después de esta reunión, Guterres declaró que se creará una delegación de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para negociar este plan y que es muy importante que el retorno sea “voluntario, seguro y digno”. Es vergonzoso cómo, al hablar de todo esto, ignoran por completo el hecho de que todo un pueblo tuvo que abandonar esta región, su tierra, debido a la guerra, de manera forzada, involuntaria y bajo presión y amenazo, y que la razón de los desplazamientos, son la ausencia de seguridad y el desprecio a su dignidad. Aparte de eso, en la guerra de ocupación que llevó a cabo en Afrîn el 20 de enero de 2018, el mundo entero fue testigo de cómo el mismo Erdogan, creó un sistema basado en la Sharia (antidemocrático, antipluralista, contra las mujeres y la libertad) al reemplazar a la población local, con personas alineadas con él (yihadistas).

Otro enfoque ignorante como este se puede verse en el llamado comité constitucional sirio de 150 miembros: los kurdos y las mujeres, que han estado luchando contra grupos terroristas de ISIS en los 9 años de guerra Siria y que lucharon por una democratización de Siria y por la liberación de la mujer por años, no están representados. El hecho de que el comité tenga un 20% de mujeres no resuelve el problema. Los representantes de la FSA, que están colaborando con ISIS y Al Nusra, grupos como los que mataron a nuestra compañera Hevrîn Xalef, tienen cabida en Ginebra, mientras que los represen tantes de QSD y MSD, que han estado luchando contra ISIS durante años, están excluidos. Las mu­jeres que viven en el noreste de Siria, que crearon un sistema basado en la igualdad y la liberación de las mujeres, son las que han estado pagando un alto precio por una Siria democrática, libre y pacífica durante 9 años. Cada intento de un comité constitucional que invite a estos grupos a su mesa, bandas con sangre en sus manos, profundizará la crisis en tierra Siria.

Como mujeres, no aceptamos estas políticas y condenamos la postura de la ONU. Como mujeres que viven en el noreste de Siria y en la región de Rojava, hacemos un llamamiento a la ONU para que desempeñe el papel que se negó a jugar desde el comienzo de la crisis en Siria. Le instamos a perman­ecer objetiva y que no sacrifique el destino de todo un pueblo por preservar acuerdos comerciales; en resumen, pedimos a la ONU que actúe de acuerdo a su propia declaración de principios. Nuestras reivindicaciones para las instituciones de mujeres que trabajan en el marco de la ONU son que tomen medidas para responder a las demandas y a las voces de las mujeres que viven en el noreste de Siria. Sobre esta base, las peticiones humanas y razonables formuladas a continuación son cruciales para los tareas de las organizaciones de mujeres para detener la guerra y crear una paz digna y hacer visibles nuestras demandas para la ONU.

  • Que la ONU se reafirme en la importancia de alcanzar una solución política a largo plazo y que pongan fin a las políticas de ocupación del estado turco en el noreste de Siria. Pedimos a la ONU que cree políticas y prácticas más comprometidas. Exigimos un tercer agente para la seguridad fronteriza, provisto por la ONU, y exigimos la declaración de una zona de exclusión aérea para la región del norte y este de Siria.
  • La ONU no debe aprobar de ninguna manera el proyecto de Turquía para el cambio demográfico y la limpieza étnica en las zonas ocupadas. Es más, la ONU debería intentar evitarlo.
  • Exigimos incluir a los verdaderos defensores de la democracia en el Comité Constitucional sirio de Ginebra, tener en cuenta a todos los grupos étnicos de Siria y a las representantes electas por las mujeres.

Cordinacion de Kongra Star

13 de Noviembre, 2019

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