Tres años después del ataque y la ocupación de la región de Afrin, cuyo pueblo mostró una resistencia sin precedentes y respondió a todas las formas de violencia, desde los ataques con armas pesadas hasta los bombardeos de la fuerza aérea turca. Esta resistencia, que se extendió desde los pueblos fronterizos hasta el centro de la ciudad, se caracterizó por la firmeza de sus combatientes, durando 58 días marcados por la valiente lucha de mártires como Avesta Xabûr y Barîn Kobanê.
El Estado turco sólo pudo ocupar Afrin después de utilizar las armas más pesadas y decenas de miles de mercenarios yihadistas, dentro de las filas del llamado Ejército Sirio Libre, y bajo la cobertura y el silencio de la comunidad internacional. Exactamente en el punto en que los intereses internacionales convergieron y dieron lugar a muchos tratos y acuerdos para dividir partes de Siria entre sí. Todo esto ocurrió a expensas del pueblo sirio, que se vio obligado a huir por la ocupación después de sufrir la violencia y crímenes tales como saqueos, derramamiento de sangre, crímenes de guerra, destrucción del patrimonio cultural, tala indiscriminada de árboles, cambios demográficos, prohibición de su propia lengua materna y la imposición del idioma turco.
Se sabe que antes de la ocupación, Afrin era una de las zonas más estables y seguras, caracterizada por la diversidad cultural y la coexistencia, así como un refugio para las personas desplazadas del interior de Siria que llegaron a la región como resultado de la larga guerra. Además, el proyecto social de autogobierno era una de las mejores soluciones a la guerra que se libraba en Siria para eliminar todas las formas de racismo y fundamentalismo religioso.
Por consiguiente, el Estado turco ha intentado por todos los medios y métodos derrotar el proyecto democrático en la región, ya que es una amenaza para esos regímenes autoritarios y dictatoriales. El Estado turco ha mostrado su verdadera cara con la invasión y las atrocidades que llevó a cabo. Ya que después de que el Estado Islámico fuese derrotado por los combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias, las YPG y las YPJ, el Estado turco se mostró como el más alto representante del grupo islamista, teniendo como objetivo destruir nuestra revolución.
Sin embargo, el Estado turco no está satisfecho con esta ocupación y continúa sus ataques para lograr su objetivo de destruir el proyecto de autonomía democrática. Así, ocupó las zonas de Serêkaniyê y Girê Spî/ Tel Abyad y continúa sus ataques en las regiones de Shehba, Ain Issa, Zirgan y Til Temir. Todo ello ante los ojos del mundo, así como de las instituciones y organismos comprometidos con los derechos humanos pero que han permanecido en silencio. Han permanecido en silencio y no han hecho nada más.
Condenamos y denunciamos a estas organizaciones internacionales así como a los organismos de derechos humanos que con su silencio apoyan la ocupación, el genocidio étnico y cultural sistemático que se está produciendo en la región así como el cambio demográfico, el desplazamiento forzoso y la violencia que se está produciendo cada día en el pueblo de Afrin, contra la tierra y el pueblo, extendiendo así la amenaza a las demás regiones. Por lo tanto, pedimos a estos órganos de derechos humanos que intervengan y cumplan con su deber humanitario y de derechos humanos y trabajen para poner fin a la ocupación, permitir que el pueblo de Afrin regrese a sus hogares y garantizar su seguridad y protección.
Como movimiento de mujeres Kongra Star, nos comprometemos a fortalecer nuestra resistencia y lucha hasta lograr la liberación de Afrin, Girê Spî y Serêkaniyê, proteger los logros de la revolución de las mujeres y defender la seguridad de Rojava, seguir los pasos de los mártires, continuar su camino y seguir construyendo el proyecto de la nación democrática y vivir en comunidad con todas las sociedades de la región.
Coordinación de Kongra Star